Es por todos conocidos que los grandes líderes poseen un don que a simple vista puede parecer mágico, incluso en ocasiones puede generar perplejidad en aquellos que no entienden que mecanismo mental debemos utilizar para transformar situaciones negativas en oportunidades. Lo hemos visto en multitud de ejemplos, incluso en muchas ocasiones lo hemos leído o visto en películas. Hemos podido comprobar cómo los grandes líderes son personas que, a simple vista, nunca desfallecen, nunca están negativas o incluso parecer ser que nunca les afecta nada de forma negativa.

Con vuestro permiso yo me atrevería a opinar que es totalmente al revés. Los líderes suelen ser las personas más sensibles, son aquellas personas que sienten como nadie las situaciones adversas y, precisamente por ello, luchan para hacer justicia y además, me atrevería a decir, que los grandes líderes se han convertido en tales debido a su capacidad para superar estas situaciones. Por lo tanto, es fácil deducir, que si han pasado por ellas.

La gran diferencia de un gran líder es la capacidad para re-encuadrar situaciones adversas y transformarlas en oportunidades.

Ahora las preguntas surgen rápidamente: ¿Podemos todos hacer esto? ¿Tenemos todos la misma capacidad de re-encuadrar situaciones adversas? ¿Podría llegar a hacer yo esto? La respuesta es  afirmativa, por supuesto. Ahora la siguiente y definitiva pregunta es: ¿Cómo?

Todo, absolutamente todo, lo que ocurre a nuestro alrededor es “neutro”. Quien le da significado y/o importancia a lo que ocurre somos nosotros mismos. Por lo tanto es fácil deducir que tenemos la capacidad para dar el significado o la importancia que queramos a las cosas que nos suceden. Simplemente hay que asumir la responsabilidad de querer llevar a cabo lo que ahora explicaremos.

Cualquier cosa que procesamos tiene su entrada por cualquiera de nuestros 5 sentidos (que, a priori, son los únicos que nos han enseñado que tenemos). La información que se filtra por cualquiera de estos 5 sentidos (visual, auditivo, kinestésico, olfativo o gustativo) sigue el siguiente proceso:

1.- Genera en nosotros un pensamiento o juicio.

2.- Este juicio que hacemos de lo acontecido genera en nosotros una emoción.

3.- Esta emoción nos lleva a pasar a la acción. Siempre será una acción “teñida” por la emoción que sentimos.

4.- Esta acción genera unos resultados.

Entonces es fácil deducir que según enjuiciamos las cosas, sentiremos una emoción u otra y está a su vez nos llevará a  pasar a la acción y esta acción nos regalará unos resultados.

Es por ello que cualquier pensamiento positivo al final acaba brindándonos un resultado positivo y, por el contrario, cualquier pensamiento negativo suele acabar con un resultado negativo. Simplemente porque todos realizamos, consciente o inconscientemente, este sencillo proceso.

Ahora bien, lo realmente difícil, es hacer conscientemente un cambio de juicio y de emoción para que los resultados sean siempre positivos. ¿Cómo poder cambiar un juicio negativo de algo sucedido para tener una acción brillante?

Pondré un ejemplo dramático en primera persona.

“Tengo dos hijos (lo más querido por mí en esta vida) e imagino que lo ocurre algo dramático a uno de ellos”. ¿Cuántas veces no hemos visto esta situación en familias conocidas? ¿Por qué algunas de ellas salen adelante y otras acaban hundidas en la miseria de un pensamiento negativo y una emoción angustiosa?

Tengo dos opciones y las dos son 100% responsabilidad mía. La primera es hundirme y la segunda, en cambio, es salir adelante.

El método que yo utilizo y espero que te sirva se llama “POPAR”. Fíjate bien:

Cuando ocurra la situación negativa y veas y sientas como la sensación de angustia está demasiado tiempo en ti y te paraliza:

Para: Necesitas parar, tanto física como mentalmente.

Observa: Observa cómo va tu pensamiento, como se mueve tu cuerpo, que sensación tienes, que te dices, como te fustigas y/o culpas, como son tus resultados desde que ocurrió el acontecimiento, etc….Obsérvalo todo con honestidad, sin juicios, simplemente observa

Pregúntate: Pregúntate si en la situación en la que estás ahora “te acerca o te aleja de tu felicidad”. Pregúntate si estás actuando desde el amor o desde el miedo. Pregúntate si vas a conseguir grandes cosas así cómo estás y te sientes ahora mismo

Analiza: Analiza cómo seguir adelante y cambiar esa actitud. Analiza lo que te queda aún por ofrecer, analiza como poder dar aun más amor a los demás, analiza como poder ser mejor persona y dejar un mejor legado, analiza como poder aprender de la situación que te acaba de suceder para inspirar a las demás personas a salir adelante, etc..

Retoma: Retoma de nuevo la acción habiendo filtrado por los puntos anteriores todo lo sucedido. Pero retoma la acción. No te quedes parado porque entonces es cuando viene la famosa “parálisis por análisis” y ya no sólo habrá sucedido una desgracia sino que tú serás la segunda víctima.

Te invito a que empieces por cualquier situación negativa sencilla y de bajo impacto y filtres todo lo sucedido por lo que te acabo de enseñar. Los resultados sin espectaculares.

Es una de las grandes armas de los grandes líderes. Piensa en Ghandi, Madre Teresa, Nelson Mandela…….

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