Dicen que una mentira repetida en muchas ocasiones se convierte en una verdad. Yo discrepo. Más bien diría que una historia contada muchas veces se convierte en una realidad en la mente del ser humano. Pero solo en esa mente.

Hoy me gustaría que reflexionaras sobre tu historia como emprendedor. Pero no me refiero a tu historial ni a tu bagaje como emprendedor sino a la puñetera historia que te estás contando desde que pusiste tu proyecto en marcha. Esa historia que día tras día te estás repitiendo y que ha llegado a conformar tu realidad como emprendedor.

Tú no eres un emprendedor “así” o “asá” simplemente eres un emprendedor. Como tú te calificas como emprendedor es esa historia que te has montado  para sentirte cómodo en ella y así justificar tus posibles errores o miedos.

Si la historia que te estás contando te está llevando a alcanzar tu sueño como emprendedor sigue con ella y no la sueltes. No solo no la tienes que soltar sino que además debes potenciarla para ir dando cada día más y mejores pasos. Pero como yo estoy aquí para ayudar  quiero dirigirme a todos aquellos emprendedores cuya situación actual no es como ellos se imaginaban.

Si tuviera que darte un consejo para que empezarás a cambiar tus resultados sería que revisarás con honestidad y profundidad esa historia maldita que te estás contando. Esa historia que ha conformado ya tu sistema de creencias, tu sistema de valores y sobretodo, esa historia que te ha transformado en ocasiones en tus pensamientos cobardes. Tú no eres esa historia, tú eres el historiador. En muchas ocasiones nos repetimos tantas veces las cosas que nos convertimos en esas cosas y la realidad no es así como tú la percibes. Tu realidad es solo una ilusión.

Nosotros somos los pensadores y nunca jamás el pensamiento. Si cambias tu historia cambiará tu energía. Si cambia tu energía cambiará tu disposición. Tu disposición hará que cambien tus actitudes y tus actos por lo tanto también cambiarán tus resultados. Así de simple y así de complicada a la vez.

Nuestro cerebro siempre buscará aquella excusa o aquella historia perfecta que justifique nuestras actuaciones y así podamos seguir alimentando nuestro ego.

Son muchos los emprendedores que saben lo que hay que hacer para alcanzar sus sueños pero son muy pocos que están dispuestos a pagar el precio de hacer lo que hay que hacer. Todo depende del precio que estas dispuesto a pagar para alcanzar aquello que un día empezó como una simple e ilusionante idea.

Yo era de esos, pero de esos multiplicado al cubo. Culpaba al entorno, a las circunstancias y a las personas que me rodeaban de todos y cada uno de mis males como emprendedor. El problema fue cuando ya me creía esa historia como cierta.

No hace falta que, como me ocurrió a mí, toques fondo para darte cuenta de que tu yo interno está condicionando tu yo externo y que, por tanto, obtendremos en el plano de lo físico aquello que estamos dibujando en el plano de lo espiritual (del ser interno).

Si por algo no te cobrarán es por pensar diferente, por sentirte un verdadero triunfador y por alinear tu cuerpo, tu mente y tu espíritu con aquel emprendedor que un día quisiste ser y que, si quieres, aun estás a tiempo de recuperar.

Recuerda que la realidad de las cosas es neutral, simplemente es. Lo que no es neutral es la interpretación que tú haces der esa realidad. Cambia la percepción de ti, de las personas y cosas que te rodean, deja de ver las dificultades como obstáculos y afróntalos como áreas para ser un mejor profesional en el futuro. Deja de pensar en lo que no sabes y ponte a aprenderlo. Deja de quejarte y busca esas motivaciones necesarias para que   cuando triunfe tu proyecto afecte positivamente, no solo a ti, sino  a las personas que más quieres.

Tú eres el único responsable y creador de esa realidad que tanto te está afectando. No dejes que tu historia personal se convierta en un puñado de mierda que te intoxique a todos los niveles de una vida que fue concebida para vivir desde el amor y nunca desde el miedo. ¿Por qué si otras personas pudieron tú no vas a poder? Todos nacemos con poderes “mágicos” pero solo algunos los dejamos fluir.

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