Son muchas las personas con las que tengo la oportunidad de compartir últimamente y he visto algo común en todas. Sus resultados son directamente proporcionales a su nivel de desarrollo personal, es decir, a su nivel de consciencia.

Nadie es superior a nadie y nadie es inferior a nadie pero si que, a nivel de consciencia, las personas somos diferentes ya que cada uno vive su propia experiencia y su propio aprendizaje. Pero de algo importante si que me he dado cuenta: “Si quieres que las cosas cambien, cambia tu”. “Si quieres que las cosas mejoren, mejora tu como persona”.

Hace años mi vida era un auténtico KO’s. Vivía solo para contar la película de mi vida y para colgarme las máximas medallas posibles. Intentaba cubrir, a la vista de las personas que me rodeaban, mis miserias internas haciéndome pasar por millonario, empresario, gigoló, y todos las peores cosas que pueda demostrar un ser humano.

El resultado de todo ello fue el que tenía que ser: una vida al borde de la auto-destrucción personal. En ocasiones no asociamos lo que pensamos y sentimos con nuestros resultados en el plano de lo físico porque nos han entrenado a ver casualidades y no «causalidades». Nada más lejos de la realidad.

Cualquier desequilibrio a nivel interno se materializará a nivel externo. Además puede manifestarse en cosas que a priori no tienen nada, absolutamente nada que ver, las unas con las otras. Si me permites que te ponga un ejemplo esteré encantado.

Hace ahora más de 10 años toqué fondo. Pero no lo descubría hasta varios años después. Fruto de experiencias pasadas mi manera de relacionarme con mi entorno era fruto del ego más absoluto. Intentaba demostrar constantemente que todo lo que yo hacía estaba bajo mi más absoluto control y es que desde bien pequeño ya me acostumbre a saber demostrar que todo estaba controlado aunque no fuera así.

Mis desequilibrios internos me llevaron a perder grandes cantidades de dinero, no menos cantidades de salud y hasta casi mi amada familia. Y esto, no hay ser humano que se lo merezca.

No hace falta tocar fondo para darse cuenta que nuestros resultados son fruto de nuestro nivel de consciencia. Casi como un milagro, a medida que fui ordenando mi vida mis resultados en el mundo exterior se fueron colocando en el lugar que estaba tomando mi nueva consciencia.

Como mi desarrollo personal y espiritual no ha parado desde entonces mis resultados en el plano material no han hecho más que crecer. Ahora puedo disfrutar  muchos de los placeres que nos brinda la vida y además desde una energía de amor y no de ego, es decir, de miedo.

Además quiero darme el permiso de pedirte que no te culpes jamás por lo que hayas hecho mal. Seguramente, tal y como me pasó a mi, no has sabido hacerlo mejor. Vivir con culpa es vivir desde una energía muy baja invocada por el miedo. Y es en esas energías donde el Universo deja de hacerte los mejores regalos de la vida.

Toma consciencia, empieza a darle menos importancia a tus sentidos y conecta con esa energía superior que a todos nos guía. Escucha tu guía interior que el sabe perfectamente que caminos debes de seguir. Empieza a consumir nueva información, date el tiempo suficiente para convertirla en un modo de vida y ama la vida.

Así, tan simple y tan complicado a la vez, es como mejor puede vivirse esta experiencia vital. Es desde el amor donde la vida coge otro color y es desde el amor a uno mismo donde cambia cualquier experiencia.

Espero y deseo que esta pequeña revelación te sirva para seguir los pasos de tu camino interior y que te conduzca a nivel exterior a vivir en abundancia, paz y prosperidad.

Te deseo lo mejor de ti en este hermoso camino.

 

 

 

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