Una cosa es tener un título que te acredite como profesional y la otra, muy distinta, es ser un verdadero profesional.

¿Qué esperas tu de alguien profesional?
¿Qué tipo de profesional contratarías?
¿Cómo tiene que ser un buen profesional más allá de sus conocimientos?

Hoy quiero compartir algo que a mi personalmente me está funcionando a las mil maravillas y que me permite cubrir con las 3 necesidades básicas de cualquier profesión y negocio.

1.- Disfrutar.
2.- Ganar dinero.
3.- Hacer más felices a mis clientes.

Hay algo de lo que adolecen muchos profesionales y es, precisamente, la falta de profesionalidad. Una falta de profesionalidad que no permite disfrutar a nadie, ni a quien da el servicio ni a quien lo recibe.

Además, igual pasa con el intercambio económico. Ni lo disfruta quien paga y quien lo recibe, si fuera persona sensata, tampoco lo debería recibir de buen gusto.

Si algo he aprendido estos últimos años y que ha hecho que mi negocio obtenga unos grandes resultados, tanto en el plano personal como en el económico, es a ser mucho mejor profesional de lo que se espera de mi.

¿Y que diantres es eso de ser mucho más profesional de lo que se espere de ti?

Muy sencillo, ser lo mejor persona y lo mejor técnico que puedas ser en cada momento.

¿Y como puedo serlo?

Más sencillo todavía. Aportando un valor muy superior al que se espere siempre de ti y por el precio que tu cobras y generando la máxima confianza en las personas que contraten tus productos a tus servicio.

Vamos por partes:

Las personas no compramos ni productos ni servicios sino que compramos emociones y las compramos, en primer lugar, por la confianza generada por quien nos ofrece determinado producto o servicio.

Nadie compra un coche, sino compra el placer, el lujo, el confort o su seguridad. Nadie compra un viaje sino que compran una experiencia. Nadie compra un perfume sino que compran bienestar y elegancia. Nadie compra un gimnasio sino que compran salud, imagen o bienestar.

¿Te das cuenta? Pero aquí no acaba la variante. Además, si quieres ser un profesional que cubra con las 3 necesidades que hemos citado anteriormente debes ser tu el elegido entre muchos que ofrecen productos o trabajos similares al tuyo. Si no hay clientes, no hay trabajo, ni emociones, ni producto que valga.

Para ser tu el elegido y además convertirte en el elegido para siempre solo existe un “truco” y es el de generar la máxima confianza en tu cliente.

Cuando alguien compra emociones quiere que quien le proporcione esas emociones sea lo mejor en su área para que esa experiencia que va a vivir sea la mejor experiencia que el pueda vivir en ese momento. No te preocupes por ser el mejor sino preocúpate por ser lo mejor.

En cada fase de tu desarrollo profesional técnico encontrarás el perfil de cliente adecuado. Pero solo si eres lo mejor profesional que puedas ser en cada momento con tus conocimientos y tus herramientas estos clientes te recomendarán y volverán a repetir experiencia contigo.

Estas recomendaciones y esta recurrencia te permitirán disponer de los recursos necesarios para cada vez ser mejor técnico en tu materia y poder invertir en la mejor formación.

Y para generar confianza debes ser lo mejor persona que sepas ser en cada momento evolutivo de tu vida. Insisto en que no te ocupes de ser la mejor persona, sino lo mejor persona que puedas ser ya que en cada momento de tu vida atraerás a aquellas personas que sintonicen contigo.

Es por esto que yo jamás separo un trabajador o un emprendedor de la persona que es. Uno puede ser un gran técnico pero no tener un trato humano correcto y generar tan poca confianza que ni siquiera te den la oportunidad de demostrar tus dotes técnicas como profesional.

Cada vez que tengo la oportunidad de dirigirme emprendedores les digo que “almen” sus negocios. Que no dejen nunca de formarse con los mejores para ser cada vez mejor y que no dejen jamás de generar confianza convirtiéndose dia a día en mejores seres humanos. Sea cual sea tu desarrollo profesional las personas quieren juntarse con buenas personas.

En ocasiones me da la sensación que nos hemos vuelto locos con el marketing y las redes sociales y que hemos abandonado la esencia de los negocios. Nada tengo en contra del marketing ni de ninguna red social pero estoy muy a favor de que estás herramientas nos sirvan para demostrar al mundo lo grandes profesionales en que nos hemos convertido y el tipo de persona confiable que somos.

Si te tuviera que dar una humilde recomendación que siempre doy en mis conferencias y cursos para emprendedores es la siguiente:
“Destina siempre un presupuesto anual para tu formación y que este se vaya 50% al desarrollo personal y el otro 50% a desarrollo técnico».

¿Acaso tu no elegirías a un profesional que te generara la máxima confianza y te hiciera vivir una experiencia maravillosa?

Cumple estas dos sencillas reglas y todo te marchará sobre ruedas, te lo garantizo por experiencia propia.

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