Son algunas miles de personas los que han pasado, de una u otra manera, por alguna de nuestras conferencias, talleres, cursos o han realizado algún tipo de acompañamiento uno a uno conmigo.

Gracias a todos ellos he podido darme cuenta de algo fundamental para la plenitud y libertad humana. Todos, tú, yo y todos estamos siempre acompañados por algo que, en demasiadas ocasiones, nos impide avanzar hacia nuestra vida soñada o alcanzar grandes gestas como seres sobrenaturales que somos.

Ese algo tiene un nombre y ese nombre es EL MIEDO. El miedo, de forma consciente o inconsciente es el gran protagonistas de muchos episodios de nuestra vida.

El miedo es el gran responsable de no vivir una vida de ensueño, llena de plenitud, abundancia y libertad pero, en última instancia, tengo que decirte algo: El miedo ERES TÚ.

Tú y solo tu eres EL MIEDO ya que esta ilusión cuyo nombre es tan y tan repetido en nuestros tiempos es una simple pero poderosa proyección mental que después, convertida en sentimiento, es capaz de congelar todas nuestras ilusiones.

Este hecho, aunque parezca triste, tiene una gran noticia. Si tu creaste el miedo alguna vez en tu vida, también serás capaz de acabar con el. Si tienes la capacidad para proyectar un futuro negro hasta sentirte de la misma manera también eres capaz de pintar y dibujar en tu mente un futuro de colores y sentirte acorde a el.

Palabras como ansiedad, estrés o zona de confort hablan de lo mismo pero con distintas tonalidades y distintos calificativos. Pero todos ellos son sinónimos, en última instancia, del miedo.

¿Cuántas cosas has dejado de intentar en tu vida por miedo? ¿Cuántas veces has preferido no hacer nada por si salía mal? ¿Cuántas decisiones dejaste de tomar, aún teniendo la intuición de estar en lo cierto, por dar rienda suelta a tus miedos?

 

Pero ¿Qué es el miedo en realidad?

 

El miedo es una ilusión, es decir, una proyección mental de nuestro querido cerebro.

El miedo es una proyección futura que utiliza nuestro cerebro para prevenir cualquier desastre que nos pueda ocurrir. Pero con el agravante que esta proyección futura se basa en experiencias o creencias pasadas que reafirman que lo que queremos hacer puede salir mal.

 

Te suena: ¿Y si sale mal?

Pero….¿Y si sale bien?

Solo piensa por un segundo a cualquier persona a la que admires. Seguro que tiene unas cualidades que te han llamado la atención y han despertado en ti la admiración. Seguro que tanto las personas a las que tu admiras como a las que yo admiro tienen algo en común: “Se han enfrentado con éxito al miedo”

El miedo jamás desaparece, porque además es una emoción buena si se sabe gestionar. Cuando el miedo se vuelve un enemigo hostil es cuando te paralizar y llega la famosa “parálisis por el análisis”.

El miedo, aunque no lo creas, te ha salvado en numerosas ocasiones de grandes peligros pero el miedo solo es bueno cuando se utiliza momentáneamente. Nuestros antepasados eran amantes del miedo por que les protegía de ser atacados, comidos o avasallados pero sabían que el miedo era una herramienta momentánea y un estado pasajero de protección.

Hoy por hoy hemos convertido el miedo en nuestro compañero habitual de fatigas.

 

¿En que nos afecta el miedo?

 

Tomamos miles de decisiones diarias y en la mayoría de ellas, aunque no te lo creas, esta presente el miedo.

El miedo es bueno para alejarnos de lo que no queremos pero jamás nos acercará a nada bueno. Simplemente nos aleja del peligro.

Ahora tengo una pregunta: ¿Tu jefe es un peligro? ¿Tu trabajo es un peligro? ¿El reloj y la hora son un peligro? ¿Tu cuenta corriente es un peligro? Rotundamente no.

Pero en demasiadas ocasiones si lo hemos convertido en tal. Aunque en todas ellas es solo una invención nuestra.

 

¿Cómo nos afecta?

 

Como supondrás, el miedo tiene muchos efectos negativos tanto a nivel mental, emocional e incluso físico pero parece ser que solo nos damos cuenta cuando de verdad se manifiesta de manera abrupta y nos da un susto.

Vivir bajo las hormonas del estrés es como conducir un coche en primera marcha durante 250 kilómetros y con el gas a fondo. Tarde o temprano, nuestro motor, gripa.

 

Pero ¿cómo no vamos a tener miedo?

 

Como no vamos a tener miedo si desde que nacemos se nos dice que nuestro nacimiento es el principio de una historia vital que llegará, tarde o temprano a su final.

Como no vamos a tener miedo si desde que aterrizamos a este mundo ya se nos dice que hay una fecha de caducidad. Cualquiera vive acojonado en estas circunstancias.

Ahora no quiero entrar en más detalles porque daría espacio para un libro entero pero: “Y si se nos hubiera explicado que somos, en esencia y mayoritariamente, energía y que esta energía se encarna en un cuerpo y que cuando este cuerpo llega a su fin, esta energía continua viajando de cuerpo en cuerpo en una partida infinita”.

¿Cómo te suena? Sería mucho menos dramático todo ¿verdad? ¿Y si realmente es así?

Hoy te invito a que tomes conciencia de tus miedos. Analiza de donde vienen. Quienes, con todo su amor, te lo instalaron en tu subconsciente y que valor tiene este miedo para ti en la actualidad.

 

Reflexiona: Una persona bajo la emoción del miedo es una persona fácilmente manejable. Y tu y yo, ahora ya sí, debemos ser conscientes de ello.

Haz las cosas con prudencia pero no las hagas con miedo. Toma decisiones controladas pero valientes y dile a tu miedo, que ahora, el amor que habita en ti, es decir, tu esencia, toma el mando.

Amigos, el miedo no es real. Quien lo hace real somos nosotros. Si eres capaz de hacer real el miedo también serás capaz de hacer real el amor. Y el miedo y el amor jamás pueden convivir juntos.

 

Te quiero.

 

Leave a Reply