Si algo significativo he podido aprender estudiando en los últimos tiempos a personas exitosas es que todas tienen varios denominadores en común. El principal de ellos es que han desarrollado su éxito a la par que se han desarrollado ellos a como personas a nivel “interior”.

Si algo tengo claro ahora al 100% es que nuestro mundo exterior es un fiel reflejo de nuestro mundo interior, sea en el ámbito que sea. Ya sea en el trabajo, en tus relaciones, con el dinero, en definitiva, en cualquier ámbito. Tal y como eres y te sientes por dentro tienes y lo sientes por fuera. La clave está en encontrar el equilibro entre Cuerpo, Mente y Espíritu para poder alinear (por este orden) el Ser, el Hacer y el Tener.

También he podido comprobar que antes de cualquiera de mis formaciones presenciales en muchas ocasiones llega a mis oídos algún motivo disfrazado de excusa perfecta para no afrontar este trabajo interior que nos llevará a conseguir el desarrollo necesario para tener éxito en cualquier parcela de nuestra vida. Déjame que me explique:

En nuestras formaciones lo primero que hacemos antes de confirmar la asistencia a cualquier participante es establecer una conversación con la persona. No un mail, ni un mensaje, sino a una conversación. Y lo hacemos para que, tanto él como nosotros, nos aseguremos que la formación es para él, es lo que quería y poder así cumplir, nosotros con nuestras promesa formativa y la persona en cuestión poder alcanzar lo que pretendía. De otra manera me parecería absurdo y un robo a mano armada.

Pues bien, cuando le digo a muchas de las personas con las que hablo (y no solo para las formaciones) que lo principal es hacer un buen trabajo “interior” para poder afrontar después con garantías nuestras metas y nuestros anhelos del mundo exterior y que van a trabajar mucho en esta parcela, vienen las famosas frases: “¿Trabajo interior?, ¿Y qué vamos a hacer?, esto no me interesa yo en este sentido estoy bien”. O, por ejemplo: “Pero cuanto tiempo y cómo vamos a hacer este trabajo porque a mí lo que realmente me interesa es saber cómo alcanzar mis objetivos”. O la más lapidaría y rotunda: “No, esto no me interesa, no es para mí”.

¿Qué paradójico verdad? Alguien que se interesa por alcanzar sus metas y por saber cómo llevar su vida al puerto deseado y que no asocie su alma y su parte espiritual con los resultados que hoy por hoy está obteniendo. Repito: “Nuestro mundo exterior es un fiel reflejo de nuestro mundo interior”.

Somos un conjunto de vivencias, de experiencias y de sentimientos almacenados que a su vez crean patrones de conducta, creencias y miedos que conforman nuestra manera de comportarnos y de ver el mundo. Entonces no es muy difícil de imaginar, no hace falta ser un lince pardo, para saber que sin un trabajo “interior” o de desarrollo personal correcto nuestros resultados en el plano de lo físico son el nivel exacto del que disfrutamos a nivel espiritual.

Cada vez que no te guste un resultado en el plano de lo físico mira en tu interior y descubre que tecla tienes que tocar allí adentro para corregir los resultados de fuera.

El Liderazgo del Siglo XXI lo tiene muy claro. Los grandes líderes mundiales en cualquier ámbito en esta nueva era saben perfectamente que, son lo que son y han alcanzado lo que han alcanzado por que han equilibrado su Cuerpo, su Mente y su Espíritu para poder alinear su Ser, su Hacer y su Tener.

Así de fácil y así de difícil.

¿De verdad no te interesa o es que estás acojonado? Si te garantizan que todo a tu alrededor crecerá y florecerá al mismo nivel que crezcas y florezcas tu por dentro todavía no te interesa?

Como digo siempre: “La gran noticia es que depende de ti. La pésima es que depende de ti”. Tú decides en qué lado del tablero quieres estar.

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